
NOMBRE: Guerlaine R. Meza Romero
TÍTULO UNIVERSITARIO: Licenciada en Comunicación Social
INSTITUCIÓN: Periodistas Independientes
CARGO: Sub Directora de Proyectos
E-MAIL: ppii@cotas.com.bo
TELÉFONO: 3422960-3425654
DIRECCIÓN: Calle 3, N° 7, Barrio Ende, zona Zoo
CASILLA: 171
RESUMEN
Los diarios sensacionalistas Extra y Gente dejan condenados a una muerte civil a los involucrados en las noticias; crean un mundo imaginario de miedo que lleva a la desensibilización frente a la violencia, a la insolidaridad y al fatalismo; promueven más antivalores que valores; consolidan la creación de una subcultura de obsesión por lo perverso; desubjetivizan al ser humano; manejan un concepto errado de Libertad de Expresión; infringen varios postulados ético-profesionales. Los jóvenes de
SENSACIONALISMO,
Así se denominó la investigación que, por espacio de 11 meses, estudió los contenidos del discurso de los diarios Extra y Gente, desde el punto de vista axiológico, ético y jurídico, y, además, estudió cómo esos contenidos están siendo consumidos por los jóvenes de nuestra ciudad.
Se trata de una investigación en la que participaron cinco profesionales: Víctor Quelca, comunicador social y estudioso de
Es importante destacar que el proyecto fue financiado por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB). En esta oportunidad se expondrán las conclusiones del mencionado trabajo.
Estudiar el sensacionalismo en la información no sólo es interesante sino importante en Bolivia, por cuanto se trata de un fenómeno que, en estas épocas, tiende a crecer como una bola de nieve. Varias son las razones que contribuyen a la consolidación de esta pseudo- práctica periodística: el sistema socioeconómico vigente que ha creado un mercado de la comunicación altamente competitivo donde la noticia es una mera mercancía; el contexto socio-cultural en el cual la moralidad tradicional ha retrocedido frente al avance de la frivolidad, el individualismo y el inmediatismo; y una población boliviana con un sentido crítico averiado por muchos factores, entre ellos la pobreza y la falta de educación.
Se ha constatado con la investigación que Extra y Gente, a pesar de no reconocerlo públicamente, son periódicos sensacionalistas. Embaucados en este campo magnético negativo de la profesión, se dirigen a las pasiones y a la curiosidad morbosa del público boliviano con el objetivo principal de producir en él grandes sensaciones o emociones, en detrimento de la información y de su razonamiento reflexivo y crítico. ¿Cómo lo hacen? Deformando y manipulando interesadamente la noticia, distrayendo al público con alteridades, enfatizando en temas de violencia y sexo, vendiendo los hechos desnudos, volviendo difusos los límites entre lo real y lo imaginario...
Estos diarios creen que atienden a los sectores populares, pero, en realidad, sólo los utilizan para el éxito de su negocio. Mientras los dueños aumentan sus ganancias, muchos de los involucrados en las noticias quedan destrozados y condenados a una muerte civil, a una muerte en vida, después de haber sido expuestos, prejuzgados, acusados, calumniados, difamados, ofendidos e injuriados. El público lector queda anegado, tal vez sin darse cuenta, en un mundo imaginario de miedo que lleva a la desensibilización frente a la violencia, así como a la insolidaridad y al fatalismo; ocurre que conoce únicamente la parte más fea de la realidad y, para colmo, deformada, generándose en él la idea de que la vida es peligrosa y que los hombres matan, por lo cual hay que tener miedo a todo y a todos.
Aquí vamos a abrir un paréntesis para explicar cómo procedimos a realizar el análisis de los periódicos. Siguiendo la metodología de Jackes Kayser, escogimos ejemplares de Extra y Gente de siete semanas contiguas, y de siete días diferentes, y procedimos a analizar cada una de sus notas.
Para ello, nos ubicamos dentro de la corriente de enfoque estructuralista, específicamente en la teoría semiótica denominada “modelo actancial” desarrollada por Julien Greimas. Esta teoría nos permitió hacer un recorrido de cada una de las notas analizadas yendo de lo más simple a lo más complejo, de lo más abstracto a lo más figurativo.
Así, en el plano discursivo, analizamos los procesos de tematización, figurativización, actoralización, temporalización y espacialización, pudiéndose inferir las temáticas más frecuentes y las pautas que proyectan del ser hombre y ser mujer. En el nivel profundo de las estructuras semio-narrativas y para identificar los valores y antivalores que articulan sus contenidos, se hizo uso del cuadrado semiótico “que postula la axiología del universo discursivo al articular los valores del mundo representado” y que funciona en base a operaciones lógico-semánticas como la contradicción, la contrariedad, la implicación y la presuposición.
En base a este trabajo metodológico, concluimos que Extra y Gente promueven más antivalores que valores. No cumplen con el Código Boliviano de Ética del Periodista y, menos aún, con los postulados de los códigos internacionales de ética, que convocan a los medios a exaltar valores universales a través de una buena selección de temas y un correcto tratamiento a los mismos. La vida, la paz, la igualdad de razas y etnias, la igualdad de derechos, la tolerancia, la justicia económica y social, el bien público, el respeto a la ley, el respeto a la vida privada propia y familiar, la moral pública, el respeto a la autoridad, la unidad familiar, el respeto a la profesión de fe, el respeto a los jóvenes y niños, la libertad, los valores espirituales, la generosidad, el respeto a la maternidad y la dignidad humana, entre otros, no se muestran en estos cotidianos. Son sus contrarios los que prevalecen en sus páginas, es decir, antivalores. La muerte, el suicidio, la violencia en las calles, la violencia contra la mujer, la violencia contra los niños, la violencia entre familiares, el delito, la desgracia ajena, el fatalismo, el esoterismo, el machismo, los cuerpos masculino y femenino como objetos eróticos, las relaciones sexuales limitadas al placer, las relaciones sexuales promiscuas, la infidelidad conyugal y la violación sexual constituyen sus contenidos axiológicos.
Así, dañan la inteligencia moral de los individuos, entendida ésta como la capacidad racional de diferenciar lo válido de lo inválido, lo correcto de lo incorrecto, para la búsqueda del entendimiento de los hombres entre sí. Al mostrar permanentemente hechos en los cuales los problemas se resuelven con soluciones simples y automáticas, sin pensar para nada en el bienestar de la comunidad como fin último de todo comportamiento, enseñan a no razonar moralmente frente a los dilemas cotidianos que presenta la vida. En otras palabras, fomentan el predominio de las etapas preconvencional -donde no existen pautas morales que rijan las acciones- y convencional -cuando el individuo se sujeta a las normas sólo para lograr la aceptación de la sociedad-, en desmedro total de la etapa superior o posconvencional de la inteligencia moral -la búsqueda del bienestar social-.
Así, ayudan a consolidar, dentro de la cultura boliviana, una subcultura de la perversión como algo cotidiano, normal y aceptable en la sociedad, y de la obsesión por lo perverso al configurar una sociedad morbofílica que siente placer en conocer las desgracias ajenas. O sea, sustentan un cuadro socio-patológico que impele a los individuos a enmarcarse en determinados comportamientos asociados a antivalores.
Las temáticas abordadas por Extra y Gente giran en torno a la violencia y el sexo, como si nada más fuera noticia. Con la violencia, dejan establecido no sólo que la realidad es terrible, sino también que no se puede hacer nada para cambiarla e incluso que los conflictos diarios, pequeños y grandes, se resuelven con la violencia como primer recurso. Con el manejo distorsionado de la sexualidad en sus contenidos, desvirtúan la esencia misma de los deseos naturales en el ser humano y las relaciones sexuales, mostrando los encuentros entre el hombre y la mujer como simples contactos físicos y fuera de todo contexto amoroso. Tanta violencia y tanto sexo juntos, desubjetivizan al ser humano; la idea que se transmite es que éste no vale y, por eso, se lo puede torturar, acribillar y reducir a sus más ligeras pasiones.
La gente que hace noticia en estas páginas pertenece a las clases socioeconómicas más bajas. Se habla de ella siempre vinculándola con el delito, la violencia y el alcohol, reforzando así la idea de que no sale de ese contexto. Se estaría, pues, criminalizando la pobreza y -al no mencionar los comportamientos contrarios a los valores y normas del sistema realizados por los ricos- descriminalizando a quienes poseen más recursos económicos. Esto quiere decir que, a sabiendas o no, Extra y Gente responden a los intereses de los sectores dominantes.
Las pautas que brindan sobre los actores sociales no hacen más que reflejar, construir y perpetuar el orden social, al validar los estereotipos, roles, prejuicios y estigmas imperantes: La mujer siempre está sometida al varón, es víctima de la violencia, es infiel, deseosa sexual, bella pero tonta, y una mujer objeto que no merece respeto. El varón es malvado, machista, iracundo, violento con todos y consigo mismo, envuelto por el círculo del delito, y vive pensando o practicando las relaciones sexuales. Los niños, niñas y jóvenes mujeres son víctimas de los adultos. Los jóvenes varones son violentos y abusadores. La dominación, como producto social del poder, queda así consolidada.
Aparte del análisis semiótico, estos periódicos fueron estudiados desde el punto de vista jurídico y ético-periodístico. Un nuevo paréntesis metodológico describirá el procedimiento utilizado.
Para el análisis jurídico, se procedió a revisar el ordenamiento jurídico nacional y algunos pactos o convenios internacionales, lo cual permitió elaborar una “Tabla de Normas Legales” referidas a los medios de comunicación. En base a ese primer listado-parámetro, se revisaron todas las notas observando minuciosamente si las mismas transgredían algunas leyes.
Se consultó entonces a varios y reconocidos abogados, quienes confirmaron las faltas jurídicas en las cuales incurren los diarios sensacionalistas.
Respecto a la tarea de señalar las infracciones ético-periodísticas en las que incurren Extra y Gente, se construyó una “Tabla de Infracciones Ético-Periodísticas” en base a una detallada revisión de códigos deontológicos de varios países del mundo y de documentos reconocidos internacionalmente como
Este trabajo permitió comprobar que Extra y Gente manejan un concepto errado de Libertad de Información. Invocándola como absoluta y sin limitaciones, ofenden a las personas de quienes informan. En ese sentido, cometen constantemente infracciones jurídicas como el irrespeto a la dignidad del ser humano, la violación de la intimidad personal, el daño al honor y buen nombre de las personas, el uso lesivo de la imagen de las personas, la no presunción de inocencia, la difamación, la calumnia, la injuria, la ofensa a la memoria de difuntos, la identificación de niños, niñas y adolescentes, la identificación de las víctimas de violencia doméstica, la identificación de las víctimas de delitos contra la libertad sexual, la obscenidad y la apología del delito. El daño que provocan es irreparable y amerita la intervención de la justicia en favor de los individuos.
Además, constatamos que no toman en cuenta postulados ético-profesionales. La presentación de informaciones inexactas no conformes con los hechos, la publicación de informaciones con origen desconocido, el mal manejo de fuentes, la incitación a la discriminación, poner en discusión la autoridad de la moral corriente, la práctica del sensacionalismo, no delimitar claramente la diferencia entre noticias y opinión, la presentación de titulares que no coinciden con el contenido de las noticias, y un uso inapropiado del lenguaje, abundan en el tratamiento de sus informaciones. Urge, pues, la autorregulación periodística.
En resumen, los contenidos de Extra y Gente demuestran que estos periódicos no practican un periodismo de servicio ni un periodismo de verdad en el que se considera a la noticia como un bien social. Lo que hacen es simplemente un simulacro de información. De ahí que no resultan válidos los argumentos que manejan sus propietarios, periodistas y defensores en general. Si dicen que informan de la realidad, no cabe duda que se limitan a una sola realidad, pero desfigurada y espectacularizada. Si dicen que eso es lo que a la gente le gusta, está claro que el Periodismo no puede ser cómplice en la consolidación de un público irracional. Si dicen que ejercen una especialidad del Periodismo, lo que hacen es llevar a cabo una mala práctica profesional que desprestigia la actividad informativa en general. Si dicen que el cuerpo de la mujer tiene la finalidad de ser admirado, no hay duda de que el erotismo y la pornografía no son materia del Periodismo. Si dicen que ayudan a prevenir, lo que hacen es atemorizar al “vender” hechos desnudos y fuera de contexto. Si dicen que están elevando los niveles de lectura en la población, lo cierto es que sólo la están acostumbrando a un lenguaje facilón, digerible y hasta ordinario, desactivando sus cerebros para lecturas, sino exquisitas, por lo menos elegantes.
La investigación no se limitó sólo a los contenidos de los periódicos. Hubo una segunda parte de la que se hablará ahora: El consumo que los jóvenes, de
En el caso de las encuestas, se aplicaron 403. El tipo de muestreo utilizado fue polietápico, probabilístico aleatorio y sistemático.
El trabajo de campo fue realizado por encuestadores capacitados, especialmente entrenados y sometidos a control directo en distintos niveles.
Antes de proceder al análisis, se construyó un índice de estratificación socioeconómica utilizando doce indicadores registrados en cada boleta. El análisis se hizo cruzando la información con las variables sexo, grupos de edad y estrato socioeconómico.
En lo que respecta a los grupos focales, se hicieron siete: dos con adolescentes varones, dos con adolescentes mujeres, uno con padres, uno con madres y uno con maestros.
Estos grupos permitieron sondear y analizar las motivaciones por las cuales los adolescentes se exponen a los contenidos de los periódicos analizados e inician el proceso de apropiación y reproducción o resemantización de la carga axiológica que contienen, todo ello en un contexto o no de mediaciones familiares y educativas, lo que implicó una validación por congruencia y profundización de los resultados inicialmente obtenidos a través de las encuestas.
¿Cuáles son las conclusiones para esta segunda parte de la investigación? A pesar de los contenidos negativos de Extra y Gente, los jóvenes de
En la práctica, es la familia la que facilita el acceso de esos jóvenes a los diarios en cuestión: Es en el hogar donde los leen y con la anuencia de los padres. Las restricciones solamente son para los más pequeños y, en algunos casos, para las mujeres.
Los jóvenes les dedican en promedio 20 minutos de lectura por ejemplar. Les otorgan una calificación promedio de 8 sobre 10. Son los pobres quienes los aprecian más, los leen con mayor detenimiento y los guardan o coleccionan: quiere decir que la valoración varía según el estrato socioeconómico y que a menor estrato, mayor gusto. Aceptan todo lo que se publica en estos medios, aunque se dan cuenta que exageran, y nunca los cuestionan: quiere decir que se trata de muchachos que todavía no tienen un criterio formado y, por lo tanto, realizan una lectura pasiva de los diarios. Si bien no aceptan directamente que la motivación para leerlos es el gusto por la violencia y el sexo, se ha podido comprobar que ése es su principal interés: satisfacen su morbo al tener acceso a la descripción de los detalles de las informaciones violentas y de índole sexual.
Estos impresos son preferidos porque presentan notas que no salen en otros periódicos y porque son económicos y “directos” en su redacción. Se constituyen en agentes socializadores de los jóvenes debido a que les permiten estar informados, compartir esos “conocimientos” con sus grupos sociales y hacerse una idea de cómo funciona la sociedad. Supuestamente, cumplen un rol preventivo; empero, en verdad son ansiógenos, porque no hacen más que provocar preocupación, tristeza y miedo entre los jóvenes, sin hacerlos pasar de la mera emoción a la reflexión y, menos aún, a la acción.
En general, los jóvenes perciben que en los cotidianos hay más antivalores que valores. Sin embargo, esa percepción no va más allá de un simple darse cuenta de los contenidos negativos demasiado obvios. No se inquietan, ni se cuestionan. Se limitan a aceptarlos y quererlos como son.
Quienes deberían intermediar entre los jóvenes y los periódicos Extra y Gente son los padres y madres, y, en segunda instancia, los profesores. Sucede que ninguno de ellos está mediando de verdad por desconocimiento de su rol, falta de intencionalidad y porque ellos mismos están atrapados por el sensacionalismo. Los padres creen que a los profesores les corresponde esa tarea; las madres confunden cantidad de horas con calidad de mediación; y los profesores consideran que los más especializados (por ejemplo, psicólogos) deben abordar esos temas con los jóvenes.
Así, Extra y Gente, de nacer como simples medios informativos, se están convirtiendo en los mediadores entre los jóvenes y la realidad, porque la familia y la escuela les están cediendo mucho espacio en su rol formador. Como mediadores, estos diarios muestran una realidad irreal que es creída y aceptada como real, confundiendo y atrapando a adolescentes y adultos.
Este estudio si bien puede contribuir a entender y encarar mejor el fenómeno, no es suficiente. Se precisa más investigaciones para llegarlo a entender en su complejidad.
De cualquier manera, es urgente iniciar acciones concretas de educación entre los lectores de medios de comunicación para que incrementen su sentido crítico frente a los contenidos informativos -sensacionalistas o no-, así como procesos de autocrítica en el rubro periodístico para tomar conciencia de la responsabilidad social que implica ese oficio.
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[1] Esta es
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