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El propósito de este blog es compartir informaciones y opiniones, para aportar elementos que ayuden a las reflexiones y discusiones sobre el papel que cumplen los medios de comunicación en la sociedad. El administrador y los contribuyentes no necesariamente debemos estar de acuerdo con lo publicado.
"Por fin llegó el día. Luego de meses de una de las campañas más largas, confrontativas y mediocres de que se tenga memoria, los uruguayos acuden hoy a las urnas para definir el timonel que deberá guiar el destino de la nación durante los próximos cinco años. Una decisión que, por la circunstancia histórica en la que se produce, y por el perfil de los candidatos al puesto, seguramente tendrá un impacto que superará el simple marco de un período de gobierno.
Muchos uruguayos celebrarán hoy el día cumbre de todo sistema democrático, donde el soberano expresa su decisión inapelable sobre el rumbo que quiere que tome su país. Muchos uruguayos celebrarán también el final de esta agotadora campaña, de cuyo lamentable nivel casi nadie escapa a la hora de repartir responsabilidades.
Empezando por los dirigentes políticos, que han sucumbido ante un clima marcado por la confrontación, los agravios y la ausencia de debate ideológico bien entendido. Si la primera vuelta electoral estuvo marcada por la escasez de propuestas y definiciones trascendentes, esta segunda etapa ha sido un páramo de ideas y planteos que movilizaran a la ciudadanía por encima de la parafernalia propagandística y el eslogan publicitario simplón.
Siguiendo por el periodismo y los medios masivos de comunicación, que han destinado el escaso tiempo adjudicado a informar sobre esta trascendente campaña, a reportar más sobre los dimes y diretes de los políticos, que a preguntar y a analizar las cuestiones de fondo que verdaderamente incidirán en la vida de todos los uruguayos, según quien sea hoy el favorito de la ciudadanía. Que han puesto en igualdad de condiciones frente a las pantallas a quienes aspiran a controlar los resortes del poder democrático, con augures y opinólogos que en base a análisis cuantitativos de la realidad, algunos más serios que otros, se han convertido de manera inexplicable en los nuevos "reyes" de la política local. ¿Alguien conoce otro país donde los "encuestadores" tengan tal protagonismo?
Y también la ciudadanía ha tenido su cuota parte de responsabilidad en este nivel de campaña que todos unánimemente critican. Aceptando mansamente este pobre panorama de oferta electoral que se le ha entregado, y siendo cómplices del clima casi "futbolístico" en el que ha caído la tradicionalmente rica vida política nacional. Donde parece que lo que importa más es quien tiene la bandera más grande, o quien "va ganando" en las encuestas, por encima de cual es el candidato más preparado, o quien tiene las propuesta más razonables para esta coyuntura histórica que enfrenta el Uruguay.
Solo así se puede explicar que en un momento en el que el país, o al menos su economía, parecen marchar por una senda de estabilidad que las circunstancias mundiales no permitían hace décadas, los candidatos elegidos para disputar hoy la lucha final por la presidencia, sean tal vez los representantes más extremos de la visión política de cada partido.
Pero quizás lo más peligroso no sean las causas de esta situación actual, sino las consecuencias. La más crítica de todas es sin dudas el nivel de polarización y enfrentamiento que se ha generado, entre estas dos "mitades" ideológicas en las que parece haber quedado dividido el país. Todos hemos experimentado en nuestros círculos sociales esa tensión subyacente, esa división inapelable, donde la discusión política pasa demasiado fácilmente al agravio y la descalificación del que no está bendecido por la aceptación de nuestros colores. De nuevo, de ese clima "futbolero" ridículo, en el cual parece que se ha marcado una arbitraria raya en el piso, y quien está del otro lado solo merece la sorna o el insulto.
Es por esto que quien sea el elegido hoy por el pueblo para la dura misión de gobernar el Uruguay tendrá una doble tarea. Por un lado manejar los hilos del poder en un período que, sobre todo por las circunstancias internacionales, promete ser bastante más complejo que los cinco años que terminan. Y por otro, superar la polarización y derribar ese muro absurdo que separa hoy en mitades al pueblo uruguayo. Para buscar por encima de banderías, de mediocres intereses sectoriales, y de viles revanchismos personales, un camino común que logre encolumnar a toda la sociedad detrás de su proyecto, en busca de un futuro mejor para todos los uruguayos."
Fuente: "El País Digital", domingo 29 de noviembre de 2009.
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